BUKOWSKI CLUB: Fauna 5 (Leo Zelada)

Se ha abierto un pequeño debate sobre este retrato alcohólico, si se parece, no se parece, gusta no gusta, pero yo no voy a entrar a valorar ningún comentario ya que no era el objetivo de este mini proyecto de Carlos y mío, lo que nosotros pretendíamos era realizar una crónica de los personajes que pueblan el Bukowski , no intentábamos agradar ni agredir a nadie, solamente exponer una visión claramente subjetiva de lo que sentimos de cada personajillo influida por el alcohol y en mi caso por mi escasa memoria, dicho esto pido disculpas deshonestas al que se sienta ofendido y os remito al perfil poético de Carlos Salem que vuelve a ser una maravilla de ingenio y calado. Otra vez me supera este maldito.


Leo Zelada
Mochilero aplastado por el peso de los libros
espalda mojada de la literatura
contrabandista de versos
de frontera en frontera
perseguidor del aroma de un poema
que será siempre perfume de mujer.

Telonero de Morrison
compañero de Batman sin leotardos
conservador del eco intacto de ese nombre
cuyo sonido tal vez haya olvidado.
Rapsoda de Vallejo
nunca en París
ni en jueves
y sólo cuando la cerveza
se le derrama dentro
en aguaceros de nostalgia.

Descubridor sin brújulas
entre las faldas de la madre patria
a estas alturas ya sabrá
que casi siempre es sólo una madrastra.
El más impuro
de los puristas
tiene un secreto que conozco:
para Leo/Rubén
el ser poeta
es la única manera digna
de seguir andando por la vida
por la poesía
que es su camino
y no sólo su meta.

Carlos Salem
BUKOWSKI CLUB: Fauna 4 (Marina Arce)

Me gustaría decir un montón de cosas sobre Marina, que la primera vez que la escuché leer retrocedí a la cocina de mi casa en Vigo con mi hermano y una cinta de cuenta cuentos que mi madre nos ponía todos los días, que cada vez que la miro siento que todavía existe algo puro y mágico en este mundo de mierda, que es unas de esas personas a las que merece la pena escuchar, yo debiera escucharla mas, y mil cosas mas que expresa mucho mejor mi amigo Carlos Salem en su retrato poético así que yo aquí me callo.

Marina Arce

Mesa camilla de la poesía cotidiana
en torno a la que apetece sentarse
a escuchar.
Jugadora del juego de la noche
de bar en bar
y tiro porque me toca
comer y trabajar.
Alquimista de las penas que va guardando
en el enorme bolso que acarrea
y del que de cuando en cuando
salen como ráfagas poemas
blindados de esperanza
vacunados de alegría
aprendidos a las dos de la mañana
olvidados de día.
Yo le debo por lo menos tres razones
para no haberme tirado todavía
bajo las ruedas del próximo camión de la basura
y es la bruja tutelar
de cierto bar
al que acuden los peores
en el mejor momento.

Pero Marina va
con su nombre de ola
y sus bracitos cortos
nadando entre los humos y el olvido.

Porque Marina va
a pesar de los pesares
de los pasares
de los pasotas
y los idiotas
que creen que vender poemas
es lo mismo
que vender mecheros.

Carlos Salem